Covid-19: Más allá de la Docencia.

Los profesores de la Escuela del Vidrio nos lo cuentan

1ª Línea de batalla. Fundamentales en todo lugar y ámbito, los docentes durante esta pandemia están haciendo milagros cada uno con las herramientas que tiene al alcance; sin embargo, no se les oye demasiado, los medios suelen obviarles y más allá de las condiciones técnicas: cómo y cuándo se retorna a la Escuela, nadie les pregunta cómo están. Ellos tienen bajo su responsabilidad la educación de millones de alumnos, es decir, el futuro de todos sin exagerar un pelo, pero siguen siendo casi invisibles. 

Sabéis que el proyecto principal de la Fundación Verón es una escuela especial, La Escuela del Vidrio en Honduras, y es especial por dos motivos: uno, porque imparte un equivalente a Formación Profesional Dual (con una especialización en Vidrio y otra en Hostelería), y otro, porque sus alumnos son escogidos entre aquellos cuyas condiciones socio-económicas son “complicadas”, una manera dulce de describir su situación.

 Allí los recursos son escasos pero, cuando formas parte de su comunidad, con unos chicos que enamoran por sus ganas, por su frescura, por su ilusión, por su esfuerzo… es inevitable no sentirse parte de una familia para guiarles, no sólo en lo referido al conocimiento, sino en la adquisición de valores y en la capacidad de análisis y de decisión, de crecimiento personal. Eso es lo que se deduce de cada reflexión que los profesores en Honduras han tenido la generosidad de compartir. Y van mucho más allá de una clase on-line.

Así nos cuenta su experiencia y su sentir Juan Carlos Puerto, profesor en la EV de todas las clases relacionadas con arte, algunas de historia, al tiempo que colabora también con diseños y trabajos artísticos para la especialización de trabajo en vidrio.:

“Extraño caminar por los pasillos, llegar al salón de clases y saber que allí están los chicos esperándome”

 “Mis clases magistrales ahora son a través de un video, y no logro ver el proceso del trabajo práctico de cada uno de mis alumnos, pues sólo recibo de ellos un trabajo terminado y me doy cuenta de que necesitaba estar ahí con ellos en ese proceso”

“Ahora sólo podemos compartir lo preciso de la clase y a un lado quedan aspectos fundamentales para el desarrollo profesional de un ser humano, los valores morales y la enseñanza de la ética profesional. Además, mostrar el afecto físico es también fundamental”

“He colaborado con la entrega de alimentos a los chicos en esta época de cuarentena, yendo a las comunidades donde ellos viven, ver la alegría en sus rostros es algo que no se puede medir ni explicar, sólo sentir”

No es el único, Suyapa Dubon se emociona al decirnos: “Todo este tiempo ha sido un reto para nosotros los maestros y mucho más para los estudiantes que día a día se esfuerzan para comprender a distancia las explicaciones que les damos en las clases virtuales. Elaborar cada una de las actividades asignadas en las clases, si para nosotros es difícil, me imagino que para los estudiantes lo es aún más, aunque a pesar de todo, en su mayoría siempre tienen una sonrisa en la cara y anhelan que un día les digamos: regresamos a clase. Casi siempre ésa es su pregunta «profe: ¿Cuándo regresamos a la escuela?”

“De todo esto hemos aprendido que para educarnos no existen distancias. Y que las redes sociales y la tecnología en sí pueden ser usadas de una buena manera.”

Diana Córdoba, Coordinadora y maestra del Área Técnica de Cocina en la EV, nos cuenta preocupada: “Puedo decir que en un 80% más o menos los alumnos están recibiendo sus clases, pero hay un grupo que ya sea por falta de internet o de un dispositivo con acceso a wifi, se les está complicando estar presente en las clases virtuales. Personalmente a ellos les hago un material sobre los temas vistos y las actividades a desarrollar, y se lo doy todo impreso el día que la escuela entrega provisiones a los estudiantes. Después, ellos me los devuelven en la siguiente entrega. Algunos logran mandarme fotografías de sus trabajos. A estos estudiantes les hago llamadas telefónicas para saber si comprenden los temas o tienen alguna duda. También cuando se tiene oportunidad se les da acceso al laboratorio de cómputo de la escuela para que ellos puedan avanzar, aunque sólo puede hacerse el día que llegan por su provisión en caso de que lo necesiten.

En varias ocasiones nos hemos movilizado a la casa de los estudiantes que por una u otra razón no hemos podido contactar por ningún medio y ver cuál es la situación”

Y, si los profesores no son tan protagonistas como debieran, el personal administrativo de una escuela, ni os cuento. Ellos son parte fundamental del sistema, pero pocas veces hablan. Sin embargo, cuando lo hacen, éstas son sus palabras. Este es parte del testimonio de Marjorie Ortiz, que ahora trabaja como administrativo en la Escuela del Vidrio:

“Ante las circunstancias, debemos estar preparados mental y emocionalmente, sobre todo para adaptarnos a hacer cambios en nuestra vida diaria”

Siempre positiva: A través del confinamiento hemos descubierto y puesto en práctica muchas cosas, una de ellas, sacarle provecho a las redes sociales. No ha habido excusa, nos podemos comunicar desde casa”

“Esta situación ha cambiado mi forma de valorar lo que tengo y quienes viven a mi alrededor. Valoro cada día más mi trabajo y, en cuanto a mis seres queridos, cada día que hemos pasado juntos en el confinamiento, he demostrado aún más mi amor y afecto hacia ellos, agradeciéndoles lo valiosos que son en mi vida y sobre todo cuidando de su salud. Ha sido muy difícil saber que muchas personas alrededor del mundo han perdido a un ser querido, pero yo tengo fe en que todo acabe pronto.”

Son sólo cuatro ejemplos por cuestión de espacio, pero el sentimiento es unánime, la preocupación por los alumnos va más allá de lo profesional y la dedicación al trabajo, también. Alumnos, Familia, Escuela, son sus ejes y no dejan de agradecer todo lo bueno que tienen. Otra lección que se aprende de ellos: valores, porque allí querer es poder, no importan las dificultades.



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