Contexto: ¿por qué este proyecto?
Honduras es un país definido por la falta de oportunidades educativas y laborales, tanto por parte de las empresas, las cuales se escudan en contratos denigrantes y despidos baratos; como por parte de la oferta educativa que se ve minusvalorada por la necesidad de subsistencia de la población, obligada a buscar fuentes de ingresos rápidas para poder sobrevivir.
El 46% de la población hondureña (antes del covid-19 y los huracanes Eta e Iota), que corresponde a la población activa del país, se encuentra en desempleo y el 60% de los que tienen empleo se trata de ocupación precaria. Además, el nivel de escolarización secundaria es preocupante, pues el 13% de los hondureños mayores de 15 años no sabe ni leer ni escribir (INE), dato que alcanza el 20,2% en zonas rurales.
La precariedad laboral es tan extrema que las últimas contrataciones, según la Mesa Territorial de Empleo de la Ciudad de El Progreso en la cual participamos, no superan los 58 días, especialmente en el caso de los Call Centers.
Todo ello hace que la estructura social se tambalee y resulte tan complejo conseguir un contrato estable y digno, por la falta de formación propiciada por la prisa y la necesidad de ganancias para los ciudadanos, especialmente los jóvenes. Lo que comúnmente les acerca a grupos peligrosos como maras o narcos, dada su vulnerabilidad.
La relación de Fundación Verón y Fe y Alegría Honduras, a través de este proyecto, tiene una gran historia detrás. El proyecto Escuela del Vidrio en sus inicios se encontraba en la comunidad de Arena Blanca, al sur de la ciudad. Tras romper la relación con la organización local, por diferencias en los objetivos del proyecto, tuvimos que tomar una decisión, seguir o irnos de Honduras. Teníamos un grupo de jóvenes a los que les habíamos hecho una promesa de futuro, así que decidimos seguir con ellos. Durante un tiempo la Escuela del Vidrio fue itinerante, alquilábamos espacios en otras escuelas, mientras encontrábamos un terreno donde construir el nuevo edificio. En la última etapa antes de inaugurar nuestro edificio, estuvimos en el Centro Técnico Loyola y surgió una bonita relación entre ambos proyectos, convirtiéndonos en escuelas hermanas. Por tanto Fundación Verón y Fe y Alegría Honduras, tienen una bonita relación y procuramos ayudarnos. En terreno aprendemos mucho los unos de los otros y compartimos algunas actividades, pero sobre todo conocimiento y apoyo mutuo.