«La vuelta al cole» no es igual para todos

Con motivo de “La Vuelta al Cole” y dado que volví a la oficina de Madrid hace unas dos semanas, he querido escribir esto para transmitiros mis sensaciones y reflexiones de cómo la educación que se imparte en la Escuela del Vidrio de Honduras cambia la vida de estos jóvenes a un nivel que antes no había pensado.

Muchos de estos chicos y chicas son los primeros en su familia que han estudiado. Ahora, tras años de trabajo, los padres reconocen lo importante de la educación para sus vidas, y meten a los hermanos/as en la escuela también. Pero son unos pioneros!! Esto, os digo, es todo un logro.

Partiendo de sus realidades, os cuento algunas historias sin nombre. Historias impactantes. Cómo decirlo, cuesta mucho darle una forma… Os pongo algunos ejemplos:

Padres que no tratan bien a su hijo. Problemas de machismo. Madre asesinada por la mara. Familiares que emigran. No ser reconocido por su padrastro cuando su madre ya no está. Y un largo etcétera de situaciones.

En Honduras, sobre todo en las comunidades rurales, es común ver que chicas muy jóvenes ya son madres y se asignan, o les asignan, el rol de ama de casa y dejan de estudiar. Es la tendencia cultural. Esto hace que en muchas ocasiones la estructura familiar cambie y haya un papá nuevo porque el otro se fue, y/o que no haya una mamá porque ella cambió de pareja y el hijo se queda en la casa solo. 

Quiero destacar la fuerza de estos jóvenes, su capacidad de superación, de ganas, de la alegría que me da que me cuenten que quieren ir a la universidad. Fijaos, en época de lluvias, hay chicos que han de pasar un río de agua salir de su comunidad; así que se quitan los pantalones para venir como un pincel a la escuela. Eso es motivación para ir al cole, eh!

Cada día, van y vuelven de la escuela y viven dos realidades muy distintas entre un lugar y otro. Saben que estudiar es una gran oportunidad y la aprovechan al máximo. Y os voy a decir algo muy importante: El hecho de que estos chicos estén varios años con los mismos compañeros de clase es algo que les cambia la vida. No lo había pensado antes. Viniendo, normalmente, de familias desestructuradas, el sentimiento de pertenencia es fundamental para que ellos no elijan incluirse en las maras u otro tipo de malas influencias. Porque ir a la escuela les ofrece un grupo de amigos, con los mismos valores y con la Escuela del Vidrio como algo en común. No están solos.

Cada vez que voy a Honduras me vuelvo llena de energía y de mil razones más para seguir trabajando en favor de jóvenes como esos. 

Muchas veces me llega la pregunta de “¿y cuánto os cuesta que un alumno esté en la escuela?” o “¿y ellos pagan algo?”. La respuesta directa es: una beca de un alumno para un curso completo escolar es de 2.227€ al año: 185’60€ en 12 meses, o 222’70€ en 10 meses (curso escolar). Y, efectivamente, ellos no pagan nada. Estamos hablando de jóvenes de bajos recursos. Para que os hagáis una idea, en la pre-matrícula que se realiza en el mes de Noviembre, se hace un cuestionario previo a visitar las viviendas de los jóvenes que quieren entrar a la escuela. En este cuestionario, entre otras cosas, se pregunta el tipo de suelo de la vivienda: tierra, cemento o con losas – lo más habitual es encontrar tierra como suelo en la vivienda – o cuántos viven y cuántas camas, ya que se convive en un mismo cuarto y no suele haber habitaciones.

¿Cómo conseguimos que esto siga adelante? Gracias a las donaciones privadas. Nos estamos enfocando en conseguir más socios para que este proyecto pueda mantenerse. Si estás leyendo esto, espero que te haya llegado el mensaje y que tengas ganas de embarcarte y poner tu granito de arena. 

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