Vuelta al cole

Cuando empezaba nuestro verano escribí algunas líneas para un post de sensibilización. Lo dejé en el cajón porque en realidad las vacaciones de verano en Honduras son de noviembre a finales de enero y me pareció que subir eso y luego seguir subiendo fotos de los jóvenes en el colegio no tenía mucho sentido. Pero ahora sí. Nuestros chicos y chicas vuelven a las aulas el lunes que viene, vuelven de sus vacaciones de verano y de navidad, comienzan nuevo curso, pero ¿con más o con menos ilusión de lo que lo empezábamos nosotros?

El texto empezaba así: “Todo era más fácil cuando éramos pequeños. Nos mandaban a campamentos, donde volvíamos a ser quien nos diera la gana, alejados de los estereotipos y de los grupitos del cole. De repente, eras la simpática, o la valiente o la divertida. Y campamento tras campamento íbamos definiéndonos, como queríamos presentarnos hacia los demás. Luego estaban las vacaciones con la familia, en la playa, haciendo algún viaje o en el pueblo. La única preocupación eran las recuperaciones para los despistados como yo. Cuando éramos pequeños molaba porque nada pesaba sobre nuestros hombros y solo teníamos que disfrutar. 

Luego vienen los veranos de la adolescencia, donde averiguas lo divertido que era pasarse horas y horas con tus amigas conociendo a gente random. Donde empezaban los primeros viajes solas, las primeras salidas, los primeros ligues y la única preocupación que teníamos era cómo conseguir dinero para poder salir todos los días de verano. Los viajes, el planear, Interrail, Bruselas, Menorca o Cádiz. Trabajar durante una semanilla para hacer hucha para la próxima salida al sur o al norte. Y bueno, los conciertos y los festivales. 

Os preguntaréis porqué os cuento todo esto desde nuestra cuenta de la fundación. Aquí no hemos venido a dar envidia, pero, seguro que nuestros seguidores se han sentido identificados con alguno de estos planazos. Con todo esto quiero decir, deciros, algo que ya sabemos pero que no está mal recordarlo de vez en cuando. Que hemos tenido suerte. Que mientras estos meses se llenan las redes de gente en las playas, en las piscinas de casas privadas, en barcos o simplemente en Madrid tomando algo con tus amigos. En muchas otras partes del mundo. Donde sí hay redes sociales pero no hay casi privilegios. Los veranos se convierten en una cosa muy diferente.»

La verdad es que el verano es maravilloso, es divertido y es relajante, pero sólo cuando uno se lo puede permitir. Sino es un horror. Porque hay que estar pendiente de los hijos cuando uno está trabajando. Porque en determinadas edades, dependiendo de las necesidades pueden acabar en muy malas compañías. En La Escuela tenemos a jóvenes de 11 años hasta gente de 21. Cuando se supone que tiene que pasar los mejores veranos de sus vidas, muchos de ellos lo único que quieren es poder volver a la rutina escolar, donde tienen una comida decente, donde se sienten acogidos, donde tienen amigos que con las mismas inquietudes, donde pueden dedicar su tiempo a ellos mismos, a su aprendizaje y su futuro, en vez de ayudar a sus padres con el trabajo o a cuidar a sus hermanos pequeños. 

Germán (Representante de Fundación Verón en Honduras) el otro día nos decía: «no es lo mismo cuando les vemos en la escuela bien bonitos, bien arregladitos, a lo que hay en la realidad de sus casas». La realidad de sus casas no aparece en las redes sociales. Muchas veces todo lo que no se ve dice mucho más que el resto.

Con todo esto quiero decir que el inicio de un curso, la vuelta al cole, esa tan odiada para nosotros, con esos anuncios de El Corte Inglés, con esos letreros enormes que nos atormentaban la mita del verano, para otros, es un respiro de aire fresco. Es la vuelta a una estabilidad a la que de otra manera, no estarían acostumbrados. Y justo por eso para nuestros profesores es un poco menos duro volver al trabajo, porque vuelven a un colegio alegre, movido, y lo más importante, agradecido.

En la escuela nuestros chicos y chicas están «bien bonitos» como dice Germán, porque están bien tranquilos, bien vestidos, bien alimentados. Porque están bien. En resumidas cuentas. Estudiando mucho, que no es poco, pero bien. A mi me habría gustado leer esto cuando era pequeña y volvía con todo el peso del mundo sobre mis hombros a un rutinario septiembre.

Feliz y alegre vuelta al cole a nuestros hondureños!



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