30 Oct Las expectativas de todo estudiante
Nos hemos acostumbrado a vivir pensando que toda la información la tenemos a golpe de click y que los nativos digitales hacen buen uso de ello. Sin embargo, en algo fallamos, porque:
Uno de cada cinco abandona la Universidad durante el primer año
Uno de cada tres alumnos no acaba el grado que empezó.
Dejando aparte los motivos económicos, una lástima porque hay una gran cantidad de becas y planes de financiación ideados exclusivamente para sufragar los estudios que a veces no llegan a quien de verdad lo aprovecharía, y otros, que se deben a circunstancias sobrevenidas, es muy común escuchar:
“No es lo que esperaba”
“La información que recibí no era del todo veraz o completa”
“Mi primera opción era otra y esto no me gusta”
“No tengo el nivel adecuado para seguir varias asignaturas y no entiendo NADA”
“Esto es una pérdida de tiempo, tengo profesores desfasados, que no aparecen, que no se preparan las clases…”
Y nos hemos acostumbrado a oírlo sin que nos cause efecto. El Ministerio recoge las cifras sin alma de cuántos empiezan, cuántos terminan, cuántos cambian, en qué tipo de estudios hay más deserciones o decepciones, en qué tipo de formación, el ranking de universidades… un sinfín de parámetros al que se añade el coste económico, y así un año y otro y otro y otro
Dejando aparte los motivos económicos, una lástima porque hay una gran cantidad de becas y planes de financiación ideados exclusivamente para sufragar los estudios que a veces no llegan a quien de verdad lo aprovecharía, y otros, que se deben a circunstancias sobrevenidas, es muy común escuchar:
Perdonadme, pero es tristísimo, la fuga de talento, la frustración por no alcanzar el objetivo marcado, los recursos perdidos, y todo en la etapa en la que en la que quieres prepararte para aportar y para entender el mundo. ¿De verdad no hay medidas efectivas para paliarlo? Y, desde luego, no somos partidarios de que un estudiante se conforme con algo que no le gusta, que no le convence, porque entonces no dará el 100% de su potencial.
El primer paso empieza por una enseñanza de calidad en la etapa previa, la adaptación de los contenidos, la dignificación del profesorado, la educación basada en preparar al alumno a reflexionar, a analizar, a decidir, a valorar el esfuerzo, a sorprenderse y a saber actuar incluso ante lo desconocido, a caerse y a levantarse, a hacer uso de cada herramienta tecnológica o no que se cruce en su camino, porque, no nos olvidemos que la mayor parte de los trabajos que van a desarrollar a lo largo de su carrera, seguramente, van a tener poco que ver con lo que hoy consideramos “normal”, por decirlo de alguna manera. Sin duda, una buena base, permite subir escalones, crecer.
El binomio Empresa – Universidad, tiene que ser mucho más real, natural, lo mismo que las aspiraciones. Si trabajas 6 horas diarias, al tiempo estudias, al tiempo tienes una SANA vida social, o eres un genio o es complicado que tus calificaciones académicas sean de sobresaliente, pero es que la manía de tener que hacer un curso por año, sirve sólo para aquellos que sólo se dedican a estudiar, que tiene muchísimo mérito, pero que, no suele ser la realidad de hoy.
Desde luego, sobre lo dicho hay muchas excepciones, pero lo que queremos transmitir al estudiante es ánimo, fuerza y que comparta, que no se calle, que no se dé por satisfecho.
Recuerdo un máxima que mi hermana mayor tenía cuando estudiaba la carrera, es abogado, que decía:
Lo fácil es dejarlo, lo difícil es continuar, lo importante es llegar.
Pero que no se te olvide que la meta la pones TÚ.
Suerte con este curso.