La aventura de donar cruzando el océano: de Madrid a El Progreso

Alegría, Satisfacción, Calor, Color, Responsabilidad, Sensibilidad, Locura, Pasión… palabras con las que podríamos definir a todos aquellos que se quedan enganchados como tú en proyectos capaces de contribuir a mejorar la vida de otros. Ver cómo crece día a día, tener la paciencia de alimentarlo poco a poco (cuando a todos nos gustan las cosas acabadas ayer), son virtudes que reportan felicidad y alguna que otra aventura, la última, aquí os la contamos.

La Escuela del Vidrio está creciendo y desde la Fundación Verón se intenta aprovechar cada oportunidad para dotar a las instalaciones con lo mejor. Sinceramente, no es fácil y sólo gracias a todos, jugando en equipo, se consiguen las metas. En esta ocasión la empresa PRODECA (Proveedores de Centro América) nos ofreció compartir un container en un carguero que haría el trayecto desde Valencia a Puerto Cortés (Honduras) y nos pusimos en marcha.

Amigos y colaboradores nos ayudaron a aumentar los fondos de la biblioteca y de las zonas de estudio de la escuela con libros de cocina, especializados en diseño, novelas, enciclopedias, clásicos, cuentos … y dos ordenadores portátiles. Fantástico porque se enriquecía el catálogo sin limitarnos a sólo una especialidad. Por otro lado, COFEDAS (Cooperativa de Ferreteros Asturianos), nos donó nada menos que dos palés enteros con material de cocina: sartenes, cacerolas, juegos de cuchillos… así, el área centrada en hostelería y turismo, no sólo cuenta con un espacio realmente profesional para desarrollarse, sino con todo lo necesario para sacar el mayor provecho. Por último, un socio de la Fundación Nacar financió el envío de Material Semi-elaborado de Vidrio para que los alumnos de la escuela pudieran avanzar con nuevos diseños, teniendo además como referencia los catálogos que la Fundación Centro Nacional del Vidrio de la Granja también les regalaban.

libros vilma

Así, con el cargamento definido y llenos de ilusión, se iniciaron los trámites necesarios para proceder al envío.  Lo cierto es que nunca se habían hecho estas gestiones  y se fue aprendiendo por el camino, porque siempre faltaba un papel o debía presentarse con otro formato, te pedían cosas tan lógicas como las fumigaciones de los palés, pero tú no habías visto en la vida un certificado tipo para eso… necesitabas un ligero conocimiento de las leyes hondureñas en cuanto a los permisos de entrada de mercancías y sus responsabilidades y sus seguros y sus… vamos pequeñas complicaciones que desde luego no nos iban a parar.

Se inició la travesía y en menos de un mes el barco llegaba a Puerto Cortés en Honduras. Quedaba la segunda etapa, trasladarlo todo hasta la Escuela del Vidrio en El Progreso, en la región de Yoro, para lo que se utilizó la logística organizada por la Asociación Amigos de la Escuela del Vidrio que se encargaron de los traslados y descarga en Honduras. Al llegar a la Escuela todos colaboraron, alumnos, profesores… nada mejor que contar con la fuerza y las ganas de los chichos para dar un aire de festividad a una acción con final feliz.

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