El Impacto del Proyecto Escuela del Vidrio de Honduras

“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” Es una frase de Nelson Mandela. Él en su autobiografía “Largo camino hacia la libertad”, publicada en 1995, escribía: “La educación es el gran motor de desarrollo personal. Es a través de la educación como la hija de un campesino puede convertirse en un médico, el hijo de un minero puede convertirse en el jefe de la mina, o el hijo de agricultores puede llegar a ser presidente de una gran nación”

Es difícil imaginar hasta qué punto una Escuela puede cambiar la vida de sus alumnos, de sus familias, de su alrededor, cuando está enclavada entre aldeas que ni siquiera aparecen en el mapa, dónde el agua potable, la electricidad o las canalizaciones de desagüe, no son lo común;  cuando estudiar exige un esfuerzo adicional porque para avanzar no puedes pedir ayuda a tu alrededor, tu entorno no tuvo la oportunidad de formarse; cuando ni siquiera te has planteado hasta dónde puedes llegar, simplemente porque en tu mundo eso es un lujo.

La Escuela del Vidrio y Hostelería de Honduras, enclavada en el Porvenir del Norte, en una zona rural, se ha convertido poco a poco en el lugar que consigue que en sus aulas ingresen jóvenes con situaciones difíciles y se gradúen profesionales que las empresas de la zona reconocen y reclaman, que tras sus estudios puedan optar a la Universidad, o monten con microcréditos sus propios negocios.

Esta es el crecimiento del alumnado que tiene su efecto dominó en toda la comarca y que se va consolidando año a año.

Las promociones: Esta es la evolución de graduados, quienes deben superar tanto las materias de la enseñanza reglada como las correspondientes a su especialidad técnica para obtener el título. En el 2015, año de inauguración del edificio de La Escuela del Vidrio, construido para poder impartir en el espacio adecuado la formación técnica, se graduaron dos promociones que habían cursado los cursos en otra sede.  Son ya 64 profesionales!!!

Una vez que el alumno ha finalizado sus estudios técnicos en vidrio, La Escuela ofrece la oportunidad de cursar una especialización durante dos años más en los que reciben formación complementaria, tanto para profundizar en algunos procesos de elaboración como para adquirir orientación empresarial. El programa del Taller de LAHAT, al igual que el plan educativo de la Escuela del Vidrio, está coordinado por la Real Fábrica de Cristales de La Granja en España (FCNV), y complementado con capacitaciones específicas nacionales e internacionales. El programa se implantó en el 2015.

La Escuela del Vidrio y Hostelería no se limita a la formación de académica de sus alumnos, sino que es un referente en la comunidad y organiza diversos programas de voluntariado y actividades en beneficio de sus vecinos, entre ellos, la alfabetización de adultos y el registro de personas, quienes de otra forma no tendrían derecho a nada, por ejemplo, son algunos de los más importantes.

Anillas Social

¿Y después? Los alumnos acaban, se gradúan, unos entran a trabajar dónde han hecho las prácticas, otros hacen otros dos años de especialización, otros eligen seguir estudiando y otros han emprendido. Para ellos se buscó la forma de que obtuvieran microcréditos o becas con los que empezar proyectos y estudios, así han evolucionado:

 

David Fernando Herrera:

Cuando se graduó, al tiempo que creaba su propia cooperativa, se matriculó en la Universidad para estudiar Ingeniería Agrónoma, dónde está obteniendo unos resultados fantásticos. Su cooperativa Afagro, se ha ido consolidando y creciendo incorporando nuevos cultivos y productos.

Franklin Arita:

Tras su graduación tenía muy claro que el quería regentar su propio negocio, una barbería. Empezó muy poco a poco, poniendo a punto su local, con lo mínimo, estudiando a su competencia y muy consciente de que trabajando duro y no descuidando ningún detalle, no podría fallar. Hoy ya ha introducido todo tipo de mejoras, para que sus clientes presentes y futuros le sigan haciendo crecer.

Carlos Odair:

Carlos tenía un sueño muy claro, quería navegar, así que, cuando se graduó, solicitó una beca para hacer los cursos que le capacitaran profesionalmente para trabajar en cruceros. Cursos que sin completar la formación reglada hondureña, le eran inaccesibles. Hoy lo ha conseguido y está viajando por todo el mundo.  

Elías Flores:

Su trayectoria es distinta, más pausada. Cuando Elías se graduó en la especialización del vidrio, se quedó en La Escuela hasta convertirse en profesor. Ha estado años enseñando lo que aprendió y más, hasta que decidió que quería emprender y, como Franklin, se decidió por una barbería. Allí toda su creatividad y destreza manual tiene cabida. Todavía no ha cumplido un año pero le auguramos un éxito creciente por su tenacidad y su talento.

Gustavo Suazo:

Gustavo es un profesional de la gastronomía y se acercó a nosotros porque tenía un gran proyecto, poner en marcha un Food Truck y no sabía cómo darle forma. Necesitaba financiación, formación en emprendimiento y todos los conocimientos en permisos, contabilidad y los mil y un trámites necesarios para no fallar. Gracias a un microcrédito de un donante particular y a la formación y apoyo de un voluntario de Fundación Verón, hoy su proyecto es una realidad en marcha y se siente confiado y seguro de su futuro.

Aquí están los datos, no todos, pero seguro que ahora entendéis la alegría franca de aquellos que se gradúan y que son la imagen de inicio de este artículo. Ahora sólo queda animaros a contribuir, merece la pena.



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